Cuando vemos fotografías de mujeres embarazadas no hay tanto estigma. Ese periodo de gestación viene cargado de buenas noticias y estamos acostumbradxs a ver en los medios de comunicación a muchas mujeres que lucen orgullosas su barriga premamá. Pero, ¿qué ocurre tras el parto?
El cuerpo de una mujer cambia cuándo se convierte en madre, gestamos una vida dentro, nuestros órganos se desplazan para dejarle espacio al bebé, nuestra piel se estira, nuestros pechos se agrandan, nuestras caderas se ensanchan. Son cuerpos capaces de parir y de recuperarse, conservan señales de que en algún momento gestaron, esos cuerpos de los cuales nos avergonzamos muchas veces, hayamos gestado o no, somos mujeres y siempre se nos juzgara por nuestro físico.
Los cuerpos femeninos son mágicos y poderosos, tener hijxs no estropea nuestros cuerpos, a veces llegamos a ser demasiado crueles con nosotras mismas, queremos esos cuerpos que vemos en la tele o en las revistas, esos cuerpos un tanto irreales. Nuestros cuerpos cambian a lo largo del tiempo, siguen siendo igual de válidos y maravillosos, es hora de amarnos y ser libres, a ti, mujer, te digo que no escondas la barriga ni tus estrías, tampoco tus pechos caídos, grandes o pequeños. Nuestros cuerpos cambian, evolucionan, crecen y se expanden con el tiempo.
Tenemos que empezar a cambiar la forma de pensar y juzgar a otras mujeres por su físico, que si es guapa o fea, está gorda o flaca, tiene estrías o celulitis, etc. El cambio empieza en nosotras, si no nos respetamos entre mujeres, es difícil que los hombres no juzguen tampoco. Los cuerpos de cada una son tan diferentes, pero tan bellos, tan increíbles que pueden concebir, gestar y parir vida.
Nuestros cuerpos crean un hogar para un bebé y pueden alimentar a las criaturas, la sociedad nos hace creer que no es suficiente nuestro cuerpo para la alimentación de leche materna a nuestros bebés, pero sí, podemos alimentar solamente con nuestro cuerpo, tenemos la cantidad necesaria para ellxs, necesitamos más oxitocina y menos adrenalina. Es hora de alejarnos de la desconfianza que la sociedad patriarcal quiere, tenemos que apostar por nuestros cuerpos llenos de poder y fuerza.
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