La producción de leche viene regulada por las hormonas: prolactina y oxitocina.
La prolactina tiene como función principal provocar la producción de leche materna. Aumenta después del parto, hay picos de prolactina cuando el bebé mama y varios minutos después de que el bebé haya terminado de mamar. La prolactina tiene un pico elevado por la noche, y tenemos más leche que por el día. Este nivel tan alto por la noche hace que los bebés mamen mejor, con menos esfuerzo y duermen mejor. También tiene un efecto sedante y relajante para la madre, hace que se quede más tranquila y adormilada cuando da el pecho de noche.
La oxitocina es la hormona del amor porque se libera en los casos en los que se supone que una mujer desprende amor. Sirve para ayudar a la lactancia y para que el bebé mame mejor porque produce el efecto de la eyección de la leche. Cuando el bebé empieza a mamar notamos un chorretón o una presión en el pecho, es porque él está recibiendo un chorro de leche o está goteando más, y esto ayuda a que no tenga que hacer tanto esfuerzo.
Cuando el bebé succiona el pezón se genera un estímulo que llega hasta el hipotálamo y provoca que se libere oxitocina en forma de pulsos. Estos pulsos estimulan a su vez la producción de prolactina. Sin embargo, no siempre, esta estimulación ocurre cuando el bebé está siendo amamantado. Algunas mujeres al escuchar llorar a su bebé, abrazarle o el simple hecho de pensar en él hace que se libere oxitocina y por ello suba la leche.
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