La importancia de la microbiota en la maduración del sistema inmune del recién nacido, en su desarrollo y en el equilibrio de su salud.
Durante muchos años se pensó que la leche materna era estéril. Sin embargo, hoy en día se sabe que transporta una importante cantidad de bacterias útiles que colaboran estrechamente en la conformación de la microbiota futura del lactante. Esto, junto a todos sus demás beneficios, confirman que la leche materna es la mejor forma de alimentar a un recién nacido.
La microbiota de la glándula mamaria es única, y son múltiples los factores que convergen para su conformación. Su adecuado establecimiento generan factores protectores para la vida futura, permite la colonización temprana, la cual confiere un sinnúmero de beneficios y tiene un impacto en la salud infantil y en la modulación de determinadas enfermedades a largo plazo. La lactancia materna confiere protección frente a enfermedades, ya sea durante su primer período de inmadurez inmunológica general y mucosal del recién nacido, como en el futuro del niñx. La leche materna contiene anticuerpos de IgG e IgA (Inmunoglobulinas G y A) que protegen al recién nacido de forma pasiva frente a infecciones.
Si consideramos su composición nutricional, la leche materna es altamente específica e idónea para el niño, ya que constituye un importante aporte de oligosacáridos prebióticos, hidratos de carbono que favorecen el crecimiento de determinadas especies de microorganismos, especialmente bifidobacterias, contribuyendo así a su proliferación en el intestino.
Las tasas de diarrea, infecciones de vías respiratorias y otitis media, son más bajas en niños alimentados con leche materna en comparación con aquellos que no han recibido este tipo de alimentación.
Así, la preocupación mundial está centrada fundamentalmente en los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los dos años. Este periodo se conoce como “la ventana de la oportunidad”, ya que es crucial para garantizar un óptimo desarrollo físico e intelectual por medio de una nutrición adecuada. A este respecto, a la microbiota de la leche materna humana se le atribuye un papel fundamental.
La leche materna representa uno de los factores clave en el desarrollo de la microbiota intestinal infantil, y si bien el número de especies que coexisten en la leche de una mujer sana suele ser bajo, representa el inicio de la conformación de la microbiota intestinal de los lactantes.
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